Mañana de Reyes

Todo comienza con un gesto, un pequeño impulso, un detalle. Encender una vela. Perfumar la habitación. Colocar sábanas nuevas o recién lavadas. Mínimos rituales placenteros. Recorrer toda la piel con la sensación fluida de una crema corporal. Celebrar estar vivas. Sonreír ante la oleada de recuerdos que nos dicen que hemos sido amadas, que esa piel no tan perfecta le debe a algunas marcas a experiencias inolvidables. Dejarse llevar por esos pensamientos felices. Mírate la llama y el dibujo que forma en las paredes o en el techo. Permitirnos ser un poco niñas. Bailar. Recordar, también, esas múltiples mañanas de Reyes buscando los regalos por toda la casa. Verificar que los camellos hayan comido y bebido. Sí, dejaron varias cajas con envoltorios de colores. Y los infaltables caramelos duros bañados en chocolate que hoy te conectan con esa niña y te hace agrandar la sonrisa.
 Y ¿a vos qué te trajeron los Reyes Magos?


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