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Mostrando entradas de 2010

Mimí

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Su tía tira piedritas a la ventana de su cuarto. Estas cosas suceden de madrugada o cuando llueve. El clima o el momento del día siempre acompañan. Ella quisiera que la acompañen personas en total carnadura, no espíritus o sobreentendidos o presentimientos. Sabe que tanta locura la hará terminar sus días en el exilio.Su tía ha muerto hace dos años y hoy sería su cumpleaños. Recuerda fragmentos o ráfagas de una infancia inventada, especialmente en la cocina o en el patio de la casa grande de Río Blanco. Su tía aparece viva con las uñas recién pintadas tirando piedritas en el camino. Después de muerta no pierde su costumbre de tirar piedras. Ya no puede pintarse las uñas o hacer buñuelos o abrazar a su sobrina y la despierta de madrugada o cuando llueve.

memoria

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para Marcelo Ahumada Perder la memoria para olvidar esos cuerpos que pasaron por nuestros cuerpos, ésos que nos dieron forma y ahora son ladrones de banco, atropellados por ostentosos aparatos que circulan por las calles, como si ellos también fueran dueños del mundo. Perder la memoria para cambiar el pasado que no es más que una larga, eterna equivocación.

Exterminio

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La persecución continúa. Quieren exterminarlos a todos. Las patrullas han duplicado sus recorridos. Durante la noche, es peor. Hace meses que no logro conciliar el sueño. Las sirenas y allanamientos son incesantes. Aunque sólo mi madre lo era, y no tengo la maldición de un apellido que me delate, vivo con miedo. Afortunadamente, mis rasgos son humanos y nada, salvo unos detalles en las orejas, que disimulo con el pelo o con diversos accesorios, destacan mi mitad alienígena. El gobierno exige la pureza de la raza humana. No quieren a los aliens. Los quieren expulsar. Las masacres son tan terribles que las palabras se enredan en la garganta y no salen para denunciar las barbaridades cometidas en pos del nuevo plan gubernamental. Hoy se llevaron a la vecina. Los viajes interplanetarios se han suspendido. Hasta nuevo aviso, dicen. Veo cada vez más lejana mi salvación. Estoy acorralada. Espero a mis captores. Sentada en el escalón de la entrada de casa. Sólo entro para asearme. Mi parte al

Animales feroces

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Se aleja después de hacer el amor conmigo. Dice que entre mis piernas vive un animal que lo quiere devorar. Demasiado pronto descubrió mi secreto. publicado en http://eldiariodetransilvania.wordpress.com/2010/06/25/animales-feroces/

Sei sagen

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für meine Schüler Man sagt, dass sie ihre Welt in 13 Tagen erschufen. 13 Tage, señora, betont er. Man sagt, dass die Götter sie erschufen, um ein Lob zu hören; und sie wussten es auszusprechen. Man sagt, dass danach jene kamen, wie reisige Papageien, und alle Bücher mitnahmen. Die Bücher, die die Götter Iobpreisten, señora, und die unsere Geschichte erzählten. Sie nahmen sie mit bis in die Nähe des Meeres und verbrannten sie, señora, sie verbrannten sie. Ich konnte kein einziges retten, señora, nichts. Man sagt, dass sie ihren Frauen den Hof machten und sie konnten nichts unternehmen. Danach trat das Schweigen ein. Was passierte danach?, fragte sie beharrlich nach. Man sagt, señora, dass es danach kein danach gibt. Und er wird still, verstummt. Mit verlorenem Blick. Aber es gibt immer ein danach. Neim, señora, selbst das haben sie mitgenommen. Traducción de Ester Andradi Publicado en la revista "Ila" - Alemania- mayo 2010

Il feroce ornitorrinco

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Stanco del soprannome "mostro", l'ornitorinco ideò la vendetta contro i suoi nemici. Fece visita a vari chirurghi plastici. Veterinari. Agrimensori. Avvocati. Finché trovò la soluzione. Con la sua nuova dentiera da coccodrillo mette in fuga quelli che non lo chiamano col suo vero nome. Ildiko Valeria Nassr (Argentina), El ornitorrinco feroz publicado en http://sognodelminotauro.blogspot.com/2010/05/il-feroce-ornitorinco-ildiko-valeria.html traducción de Stefano Valente

Al acecho

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Como una fiera salvaje me anda buscando. Soy más rápida porque mi cuerpo es pequeño y elástico. Pero el cansancio ya nos acomete a los dos. En cualquier momento, va a atraparme y será mi final. De repente, algo me arrastra hacia la superficie. Unas manos callosas me sacan de mi guarida y tiran el despojo de mi cuerpo al canasto de las carnadas. He salvado mi vida. Otra será la que atraiga a los peces.

Perros de la calle

Quince años. Ojos negros. Mirada perdida. Sin sonrisas. El vientre explotando. ¿El padre? No se sabe. Va rumbo al hospital. El parto ha sido un éxito. Casi al instante, apenas se recupera, se escapa. La niña queda a la buena de Dios. Siete meses. Ternura en cada gesto. Sin ganas de vivir. Negada desde la concepción. Nunca conoció el afecto. Un único deseo, morir. Morir para acabar con el sufrimiento. Oscilante sufrimiento que es la vida. Tres años. La piel curtida por tanto sol. La mano estirada pidiendo limosnas. La espalda llena de golpes. La cadera resentida por los intentos de violación. Sin padres. Un cartón y unos diarios le sirven de casa. Sin hogar. La vida le cae como un golpe. Sin sueños, como un perro de la calle. Apaleado y solo. Siete años. El pelo lleno de piojos. A su cargo, tres perros menores. Chicos que, como ella, no conocieron más que la calle. El rostro, duro, cetrino, marcado a fuego por la obligación de criar a esos hermanitos. Tener que trabajar. Levantarse de m