ESBOZOS DEL SEGMENTO LITERARIO Radio Universidad 92.9
27 de enero de 2020. San Salvador de Jujuy. Verano.
11.14 de una mañana que comenzó con lluvia y cortes de electricidad. Aniversario de la muerte de Victoria Ocampo.
Una rara mujer que dedicó su vida al arte. Rara en el sentido de extraordinaria, diferente. La mayor de sus hermanas. Apasionada, amante de las artes. Tuvo amores imposibles. Quiso acercar el arte a quienes la rodearon. Fue una de las primeras mujeres en manejar un auto en Argentina. Fue mecenas de artistas y escritores. Impulsó la creación del Fondo Nacional de las Artes. Creó la revista SUR.
Resulta fascinante indagar en la vida y la obra de algunas mujeres que hicieron historia. Reconocerlas. Establecer relaciones con la vida y obra de otras escritoras. Sentir que es posible alcanzar los sueños. Agradecer el camino que abrieron.
Es el espacio de radio Universidad para hablar de lecturas, libros y algo más. Es un segmento literario ecléctico, lleno de preguntas, un diálogo íntimo con Álvaro Agostini.
Comenzamos siempre con la lectura de un texto literario.
Hace unos días, unas mujeres que escuchan la radio me pidieron que lea textos míos. Y, yo, obediente, leo un microrrelato de mi libro LOS HERMANOS MAYORES, cuyo prólogo escribió Raúl Brasca.
EL AMANTE ESCRITOR
Ella cuida cada gesto, cada pequeña acción, todos los detalles, cuando está con él. El roce casual con el puño de su camisa, la mirada sostenida mientras se muerde de manera casi imperceptible el labio inferior, el botón desabotonado de su saquito… todo minuciosamente calculado y ensayado, para que él no tenga dificultades a la hora de trasladarlos al papel.
Luego de la lectura, surgen interrogantes. Estamos hechos de preguntas. ¿Cómo se construye un escritor? ¿Un escritor se construye del mismo modo que una escritora? El lunes pasado hablamos de la Virginia Woolf y la necesidad de un cuarto propio y mucho dinero para que una pueda dedicarse a la escritura. ¿Por dónde comenzar? ¿Cuándo? ¿Por qué es tan difícil decirse “escritor" o “escritora" a una misma? “Hola, soy Ildiko. Soy escritora.” Es un diálogo que solo existe en el renglón anterior. Jamás se lo diría a nadie. Desde donde estás. Por ejemplo, mientras escribo estas palabras, estoy en el colectivo regresando a mi casa. Hay un hombre y una mujer flanqueando mi asiento. La mujer revisa su celular y sospecho que el hombre está leyendo lo que escribo. Hay muchas personas. Hace calor. Vamos rápido. Pasamos un semáforo en rojo y el conductor no apretó los frenos en la curva. Pero sí, con todas sus fuerzas en una parada. Todos nos fuimos hacia adelante y casi se me escapa el celular de la mano. Durante el viaje de ida, leí un texto de Denis de Rougemont, publicado en la revista SUR. Pero ahora no quiero que se me escapen algu
nas ideas. Tengo fresco lo que hablamos en la radio y quiero dejar registro. Quiero que, quienes no escucharon, se enteren de que esta mañana, en una radio que depende de la Universidad Nacional de Jujuy, alguien recordó a Victoria Ocampo. No la dejamos morir. La leemos. Instalamos la curiosidad por su obra.
Uno de los productores me preguntó cómo podía leer más literatura. Por dónde empezar. Es igual que con la escritura. Empezá donde estás. Esta noche, antes de acostarte, leé un microrrelato. Pensá en la historia, en las palabras, en la estructura. Si querés, podés leer otro. Sino, mañana. A la mañana, le contás a un amigo, a tu pareja, a tu vecina… lo que leíste. O mejor, leé el microrrelato en voz alta. Así, de a poco, empieza el entrenamiento. En un mes, habrás leído un libro.
Cuando lo termines de leer, dejá registro. Escribí tu BITÁCORA DE LECTURAS. Primero, los datos del libro: título, autor, editorial, lugar y fecha de edición. Número de páginas. Cuándo lo comenzaste a leer y cuándo lo terminaste. Qué es lo más te gustó, qué menos. No hace falta que sea una crítica literaria, es sólo un registro. Podés responder otras preguntas del tipo: ¿cómo te hizo sentir? ¿Qué te hizo pensar? ¿Qué cambiarías del libro? ¿Cuáles fueron tus personajes favoritos? ¿Por qué? El camino lector conduce al camino escritor.
Es el espacio de radio Universidad para hablar de lecturas, libros y algo más. Es un segmento literario ecléctico, lleno de preguntas, un diálogo íntimo con Álvaro Agostini.
Comenzamos siempre con la lectura de un texto literario.
Hace unos días, unas mujeres que escuchan la radio me pidieron que lea textos míos. Y, yo, obediente, leo un microrrelato de mi libro LOS HERMANOS MAYORES, cuyo prólogo escribió Raúl Brasca.
EL AMANTE ESCRITOR
Ella cuida cada gesto, cada pequeña acción, todos los detalles, cuando está con él. El roce casual con el puño de su camisa, la mirada sostenida mientras se muerde de manera casi imperceptible el labio inferior, el botón desabotonado de su saquito… todo minuciosamente calculado y ensayado, para que él no tenga dificultades a la hora de trasladarlos al papel.
Luego de la lectura, surgen interrogantes. Estamos hechos de preguntas. ¿Cómo se construye un escritor? ¿Un escritor se construye del mismo modo que una escritora? El lunes pasado hablamos de la Virginia Woolf y la necesidad de un cuarto propio y mucho dinero para que una pueda dedicarse a la escritura. ¿Por dónde comenzar? ¿Cuándo? ¿Por qué es tan difícil decirse “escritor" o “escritora" a una misma? “Hola, soy Ildiko. Soy escritora.” Es un diálogo que solo existe en el renglón anterior. Jamás se lo diría a nadie. Desde donde estás. Por ejemplo, mientras escribo estas palabras, estoy en el colectivo regresando a mi casa. Hay un hombre y una mujer flanqueando mi asiento. La mujer revisa su celular y sospecho que el hombre está leyendo lo que escribo. Hay muchas personas. Hace calor. Vamos rápido. Pasamos un semáforo en rojo y el conductor no apretó los frenos en la curva. Pero sí, con todas sus fuerzas en una parada. Todos nos fuimos hacia adelante y casi se me escapa el celular de la mano. Durante el viaje de ida, leí un texto de Denis de Rougemont, publicado en la revista SUR. Pero ahora no quiero que se me escapen algu
nas ideas. Tengo fresco lo que hablamos en la radio y quiero dejar registro. Quiero que, quienes no escucharon, se enteren de que esta mañana, en una radio que depende de la Universidad Nacional de Jujuy, alguien recordó a Victoria Ocampo. No la dejamos morir. La leemos. Instalamos la curiosidad por su obra.
Uno de los productores me preguntó cómo podía leer más literatura. Por dónde empezar. Es igual que con la escritura. Empezá donde estás. Esta noche, antes de acostarte, leé un microrrelato. Pensá en la historia, en las palabras, en la estructura. Si querés, podés leer otro. Sino, mañana. A la mañana, le contás a un amigo, a tu pareja, a tu vecina… lo que leíste. O mejor, leé el microrrelato en voz alta. Así, de a poco, empieza el entrenamiento. En un mes, habrás leído un libro.
Cuando lo termines de leer, dejá registro. Escribí tu BITÁCORA DE LECTURAS. Primero, los datos del libro: título, autor, editorial, lugar y fecha de edición. Número de páginas. Cuándo lo comenzaste a leer y cuándo lo terminaste. Qué es lo más te gustó, qué menos. No hace falta que sea una crítica literaria, es sólo un registro. Podés responder otras preguntas del tipo: ¿cómo te hizo sentir? ¿Qué te hizo pensar? ¿Qué cambiarías del libro? ¿Cuáles fueron tus personajes favoritos? ¿Por qué? El camino lector conduce al camino escritor.
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