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Mostrando entradas de febrero, 2020

Hygge

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Hoy 28 de  febrero es el día internacional del hygge.  Hygge se puede traducir como la felicidad de los placeres cotidianos. Si yo tuviera que elegir un título para siempre, sería “placeres cotidianos" porque no hay más que presente y hay que disfrutarlo.  En una traducción libérrima de Meik Wiking sobre este día, enuncio siete tips para incorporar el hygge en nuestras vidas.  Las cosas que no deberían faltar (nos):  1. Prendé una vela Las velas son elementos esenciales para la felicidad en las pequeñas cosas. Iluminan y colaboran a crear una atmósfera placentera. Les podés agregar esencias como la de canela, jengibre, vainilla o lavanda. 2. Usá ropa cómoda Hygge es sobre confort y placer. Si estás cómoda, es más probable que te sientas mejor. 3. Disfrutá de la buena compañía  4. Tomá una bebida rica  En Dinamarca hoy es invierno, y recomiendan una bebida caliente y abrigo. Aquí estamos en verano pero igual podemos tomar un rico vino con alguien querido y disfrutar d

Una ciudad

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Una vez me enamoré de una ciudad y sentí que pertenecía allí. Yo, que me pierdo en la única cuadra peatonal de San Salvador de Jujuy y no sé para dónde ir cuando salgo de un negocio: es como si perdiera la brújula y no sé dónde es el norte o el sur, ahí sabía, no el nombre de las calles, pero sí el lugar exacto en el que estaban. Podría dibujar el mapa de sus calles con los ojos cerrados. Cada edificio histórico lo vi como si ya lo hubiera visto en otras vidas. Era como con esas pocas personas que recién conocés y te perdés en su mirada y es como si ya la conocieras de toda la vida (o de otras vidas) y cerrás los ojos y ves su mirada. Y no podés evitar esa sonrisa que ahora, mientras estás escribiendo, te aparece y la mordés un poco para que no delate tu felicidad. Una vez me enamoré de una ciudad y no pude (o no quise) volver. Hay amores (y lugares) que permanecen mejores en el recuerdo. Hay una ciudad en la que una de las mujeres que soy, todavía permanece (y pertenece).

Hablemos de caca

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La caca es aquello que nos da vergüenza, aquello de lo que no se habla y provoca asco, náuseas, repulsión. Aquello que todos hacemos pero que silenciamos. Cada vez que cruzo la calle por cualquier lado y no por la esquina* como debe ser, recuerdo a mi papá. Apuraba la perilla para bajar el vidrio del auto (no teníamos un auto con los alzacristales automáticos), y gritaba al peatón: “apurá, que te voy a levantar como aca* en pala". Todavía me provoca una risa desmedida esa expresión. Me imaginaba la escena que después se tradujo en un fondo de pantalla muy usado.  Mi mamá decía: “ya me voy a hacer un collar de aca y me lo voy a colgar, y seguro todas van a andar con collares iguales”. No la entendía, no lograba entender el sacrificio personal en pos de un escarmiento a la falta de iniciativa y creatividad. Hoy la entiendo a la perfección y me molesta. No tanto como me molesta la actitud de algunas personas que te están mirando para ver qué pueden sacarte, qué pueden imita

Churros

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Estaba comprando churros en la calle y se me acerca un hombre extremadamente guapo: alto, barbudo, sonriente. Me mira y dice algo. En polaco, creo, porque justo estoy viendo una serie polaca y hablan así, sólo que aparecen subtítulos en español. Lo miraba y lo miraba y no aparecían los subtítulos. Movía mi cabeza como esos perritos chinos que parecen de cuello dislocado. Sonreíamos. Él hablaba y yo no entendía (y los subtítulos sin aparecer). No atiné a buscar mi celular en el bolso y decirle “selfie, selfie”, que eso capaz entendía (y solo me funciona la cámara frontal del teléfono). Pensaba en que tendría algo para contar el viernes en la radio, que me invitaron para hablar de amor. Y les mostraba la selfie con el polaco alto… Pero me preguntaba algo de los churros. Sí. “Rico, rico” le dije, como si repitiendo la palabra,  entendería mejor y acentuara el sabor. Pagamos. Volvimos a sonreírnos. Y cada uno se fue por un lado opuesto de la calle con su “bolsita de cuatro churritos
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Poema para el olvido

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Este poema es de un librito artesanal que escribí y publiqué en 2006: POEMAS PARA EL OLVIDO. ¿De dónde nacen los poemas? ¿Qué lecturas y experiencias habrán nutrido la creación de este poema? Ahora, varios años después, no puedo definirlo. Acaso algunos viajes, esa añoranza de mar, unos besos, haber estado enamorada... el trabajo del poeta se sostiene entre la lectura, la contemplación y el equilibrio. Hacer que las palabras impacten y produzcan una emoción en quien las lee. Espero que, a vos, que estás leyendo, este provoque una emoción, como a mí, desde el olvido (y el recuerdo) en este encuentro (reencuentro) con el poema.

El microuniverso narrativo de Claudia Cortalezzi

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CLAUDIA CORTALEZZI por ILDIKO NASSR Claudia Cortalezzi es una escritora multifacética. Realizar una lectura crítica sobre su microficción no es posible sin antes decir que ha transitado (y transita) otros géneros literarios. También la tarea de editora y de tallerista. Podríamos afirmar que gran parte de su vida transcurre entre la lectura y la escritura. Tras múltiples lecturas del corpus que envió para el Laboratorio MicroLee, he tomado algunos apuntes. Últimamente, la lectura me indaga, me interpela y me llena de preguntas. • 20 microrrelatos no son suficientes para empacharse de microficción. Son un banquete, un menú degustación. • ¿Cómo elegís 20 microrrelatos que den una idea acabada de tu universo narrativo? ¿Es posible dar una idea acabada de un universo narrativo? • “El microrrelato es un fogonazo que explota en el aire y desaparece enseguida, dejándonos cierta nostalgia como de eternidad (…)” Guillermo Siles citando a Alba Omil me recuerda a lo que escribe Armando José S