Salirse del canon


Mujeres en la literatura

Algunas breves reflexiones

ildiko nassr, san salvador de Jujuy, septiembre de 2019

Yo me aventuraría a pensar que Anónimo, quien escribió tantos poemas sin firmarlos fue a menudo una mujer
Virginia Woolf

Alguien se acordará de nosotras en el futuro.
 Safo

El uso del seudónimo en mujeres para ser publicadas ha sido muy usual y esconde el machismo en el mundo de la literatura. Cuando hace unos años un editor decidió borrar “Valeria" de mi nombre y dejar únicamente “Ildiko” no lo tomé a mal. Al contrario, me permitió un desdoblamiento entre la escritora y la mujer. Pero suena a masculino y atrae más lectores. Disimula. Y si no ponés foto, más.
La historia está llena de ejemplos de mujeres que rompieron los moldes y estereotipos, que superaron sus posibilidades y desafiaron los límites. Sólo por nombrar a algunas, recordemos a
·         George Sand (seudónimo de Amantine Lucile Aurore Dudevant)
·         George Elliot (seudónimo de Mary Ann Evans)
·         Currer Bell (seudónimo utilizado por Charlotte Brontë)
·         Ellis Bell (seudónimo de Emily Brontë)
·         Acton Bell (Ann Brontë)
·         A.M. Barnard (Louisa May Alcott)
·         Jeremiah Terminator Leroy (Laura Albert)
·         Fernán Caballero (Cecilia Böhl de Faber y Larrea)
·         Víctor Catalá (Caterina Albert i Paradis)
·         Isak Dinesen (Karen Blixen)
Otras estrategias son las de ocultar el nombre propio usando iniciales, como:
·         J.K. Rowling (Joanne Rowling)
·         J.D. Robb (Nora Roberts)
·         P.D. James (Phyllis Dorothy James)  
·         E.L. James (Erika Leonard Mitchell)

Hace un tiempo en una charla pública con escritoras, una me dijo que si yo no fuera linda (me dijo linda) no me invitarían a muchos lugares. Que hay comités que eligen a sus invitadas por su foto y si son guapas, tienen más posibilidades.
Quiero creer que la calidad literaria se abre camino y es la que prima (o debería primar) en las decisiones editoriales, y es una preocupación que ya tenía Mary Anne Evans en el siglo XIX: A ella le importaba más bien “que su libro fuera juzgado por sus cualidades propias -y no condenado de antemano como la obra de una mujer o de una mujer muy particular”.
Es raro cuando alguien (generalmente un hombre) me dice cosas como “mi escritora favorita" o “la escritora más linda" o “princesa de la microficción”. Es raro y machista. Como si existiera un correlato lógico entre imagen y escritura. Como si para escribir bien (o vender libros) tendrías que ser linda (o responder a cánones estéticos determinados).  Por suerte, desde siempre me gustó romper los cánones estéticos determinados y no solo me salgo del molde de la belleza contemporánea sino también de los géneros literarios habituales.
Reflexiono sobre la cantidad de veces en que fui la única mujer invitada en eventos literarios, las veces que en los encabezados se dirigían al Sr. Nassr. Y son innumerables.
También pienso en escritoras que son modelos y tienen auspicios de marcas de ropa, de zapatos, estilistas…
Belleza e inteligencia no deberían ser antagónicas. Sin embargo, los prejuicios y estereotipos son poderosos y difíciles de desterrar. Pero es nuestro trabajo romperlos y salirnos de ellos.
Cierta vez alguien me aconsejó usar escotes pronunciados en las lecturas o presentaciones. Así, dijo, me miran el escote y nadie se acuerda de lo que dije. Si esto no es banalizar la literatura ¿qué es?
Además, hay una subestimación del trabajo de una mujer que escribe. Si es más importante cómo se llama (o qué seudónimo utiliza) o cómo se viste, estamos frente a un problema social grave.
Hace unos años, un escritor de mi provincia dio un titular efectista que aún me hace ruido: “Las mujeres no tienen necesidad de escribir". Los jujeños se acordarán. No voy que indagar sobre el tema porque es absurdo que alguien piense y diga en voz alta este tipo de cosas. Sí, señor escritor, las mujeres tenemos la necesidad de escribir. Y lo hacemos con igual profesionalismo que los hombres. Porque es una necesidad que trasciende los géneros.
Estos son temas sobre los que volveremos


Bibliografía:
·         Stefan Bollmann: LAS MUJERES QUE ESCRIBEN TAMBIÉN SON PELIGROSAS. Ed. Maeva. Madrid, 2011
·         Adams, Julia: HISTORIAS DE 101 MUJERES EXTRAORDINARIAS QUE CAMBIARON EL MUNDO. Editorial Guadal. Buenos Aires, 2019

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