1 de noviembre

  


 Día de Todos los Santos y rituales que son diferentes de acuerdo a culturas y lugares. Ofrendas. Rezos. Velas. Mesas con banquetes. Recuerdos. Agradecimientos. En lo personal, feliz de haber atravesado un mes más (octubre) con un desafío que empecé y terminé y me deja 31 microficciones de distintas extensiones y temáticas. Más o menos logradas. Más o menos construidas. Con un personaje poderoso como es mi Blanquita, por quien agradezco que haya aparecido en mi vida, con su vida autónoma y ecléctica, con sus oscilaciones entre el mundo de los vivos y el mundo de los muertos. Devota y hereje. 

 Siempre dejo los retos a medias. Me cuesta mucho terminar las cosas. ¿Será porque soy Nassr? ¿Será porque me aburro rápido? Los recuerdos más cercanos son de ese padecimiento de la escritura, tan parecido al deseo de escribir (aunque no se escriba). 

Ese deseo poderoso de lograr un cuentober completo, con 31 días de lecturas y escrituras que generen emociones en mi cuerpo y en el cuerpo de quien los lea. 

 Una palabra sirve de disparador para llamar a la escritura a través de la escritura. Escribir para escribir.

   Y hoy, 1 de noviembre, el inicio de algo nuevo, con la experiencia de lo vivido y con el recuerdo de aquellos que se adelantaron en cruzar al otro lado, a otra vida (o a la muerte). Gracias por lo compartido y gracias por teñir los recuerdos con todo lo bueno. Gracias por ser mi desordenado linaje. Vamos a comer. La mesa está servida.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Ser escritora

Los libros y el canto de los pájaros

El té y la literatura