Leer un libro que siempre habías querido leer


Ildiko Nassr, San Salvador de Jujuy, marzo de 2019


El desafío de lectura para el mes de febrero me encontró con un libro que quería leer hacía mucho tiempo y que recién ahora terminé y con la relectura de los cuentos de Liliana Heker


Terminó el segundo mes del año y es tiempo de hacer un recorrido por las lecturas de este mes. Seguir un reto lector es un recorrido placentero en el que nos detenemos a ver cuánto hemos caminado ya. Con nostalgia, con añoranza. Cuando terminamos de leer un libro hay un periodo de duelo en que sentimos la ausencia y, a la vez, queremos volver a él. Sin embargo, hay otros libros, nuevas lecturas, que nos llaman, que nos esperan. La mesa de noche de un lector siempre está poblada de libros que esperan ansiosos el encuentro con aquel que les dé vida.
A veces, nos sentimos perdidos en una librería o en una biblioteca y no encontramos aquella lectura con la que viajaremos a otros lugares. A veces la realidad es tan poderosa que nos impide sumergirnos en la ficción. Sin embargo, los lectores insistimos. Seguimos buscando. Aunque no sabemos muy bien cómo describir esa sensación mágica que ocurre cuando nos zambullimos en un libro e ingresamos a un universo literario, sabemos que queremos experimentarla.
Escribir es resolver problemas. Pero leer, de alguna manera, también lo es. ¿qué leo? ¿Por qué leo? ¿Qué tiempo le dedico a esta lectura? ¿Si leo hasta el final del capítulo y duermo antes de que amanezca? ¿Terminaré de leer esta noche? ¿Qué pasará con tal o cual personaje? ¿Este personaje soy yo? ¿Por qué me identifico tanto con él? ¿Qué pasará? ¿Qué pasó? ¿Quién está contando ahora? ¿Hay un cambio de voz? ¿Dónde me quedé la vez pasada? ¿Cómo se resuelve esta trama? ¿Qué voz tiene este personaje? ¿Por qué hace lo que hace? ¿Qué color de ojos tendrá? Y me invento a partir de mis propias realidades características para esos personajes que actúan sólo para mí en mi imaginación. No siempre la lectura es lineal. Me salto páginas. Leo el final. Me adelanto. Retomo lo que ya había leído. Voy saltando por las palabras del libro. A veces lo suelto, lo huelo, acaricio su tapa, miro la distribución de las palabras dentro de ese objeto que es atractivo para mí…
Un libro es mucho más que una serie indefinida de páginas encuadernadas. Un libro es mucho más de todo lo que podamos resumir en una definición. Cada quien tiene experiencias lectoras diferentes. Hay libros que te acompañan y te sostienen. Hay libros que son aves de paso. Hay los olvidables y están los inolvidables. Hay aquellos que te parten como el hacha de un asesino y hay otros que no dejan ni rastro. Están los que alimentan, nutren y los otros, los de consumo, los que no te hacen pensar aunque dejen un sabor agradable que pronto desaparece.
En febrero el reto de lectura nos incitaba a leer un libro que siempre hayas querido leer. En mi caso, elegí “El elemento”, de sir Ken Robinson. Iba a la librería y lo hojeaba mientras esperaba en la caja a que me cobren otros libros. Hasta que un día lo compré y fue a ocupar un sitio en la mesita de noche, junto a mi cama. Durmió a mi lado mucho tiempo hasta que le llegó su turno. Es un libro interesante que te hace buscar tu elemento, eso que te hace único y feliz. Subrayé muchas frases. Me gusta subrayar o anotar los libros, dejarles una marca de mi itinerario de lectura. Les comparto algunas de las frases que subrayé:
“Estar en nuestro Elemento depende de que descubramos cuáles son nuestras habilidades y pasiones personales.”
“La clave del Elemento reside en hacer especialmente bien aquello que nos apasiona.”
“Cuando estamos en nuestro Elemento, sentimos que estamos haciendo lo que se supone que tenemos que estar haciendo y siendo lo que supone que tenemos que ser”
Estoy en mi elemento. Escribo.
También, me encontré con los cuentos reunidos de Liliana Heker. Leer a Liliana es siempre un placer. Te impulsa. Me reencontré con aquella lectora que fui hace muchos años cuando la conocí en un taller de narrativa. A pesar de que he cambiado mucho, algunas pasiones permanecen. La pasión por la literatura.
Buena vida y buenas lecturas

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