Colores



Neil había nacido sin poder percibir los colores. Su mundo era en blanco y negro. Quienes sabemos de colores y los percibimos, no podemos dimensionar su importancia. Desde vestirse hasta comer son experiencias sensoriales en las que los colores nos motivan o nos deprimen. Dice que era como vivir en una película de Chaplin. Unos científicos le construyeron un artefacto, que ahora es parte de su cuerpo (acaso la versión contemporánea de hacer pactos con el diablo o pedirle tres deseos a un genio de la botella). Ahora puede “escuchar” los colores. Juega con los sonidos y la mirada. Se intensificaron sus sensaciones y el placer más grande es el de salir a escuchar los colores que lo rodean. Imagínate lo que debe ser ir al supermercado o a una galería de arte. Conciertos de colores. Cierta vez, se detuvo ante una mujer que hacía música en la calle. Neil podía ver los colores de esa música. También los colores de la mujer, de su rostro, de su cuerpo. Toda ella emitía una música particular. Para él, eso era el cielo. Una música desconocida que lo hacía viajar. 

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